LA TABERNA
- Jose Izquierdo
- 29 oct. 2020
- 2 min de lecture

Parece sobrevolar una incierta nostalgia por esas tabernas antiguas que no hemos llegado casi ni a conocer. Aquellas de barra madera, faroles colgando, cuando lo habitual era pedir un chato, un quinto, un medio, o un pincho para acompañar.
El obrero, estudiante, campesino o pañero vivía en la taberna algunos momentos de la poca libertad que disfrutaba , fuera de la mirada autoritaria de la familia o del amo: los impulsos lúdicos, la broma, las llamadas malas palabras, la conversación sería, historias de toda una vida, eran en la taberna los síntomas de una liberación cuyo único precio era el de unos cuantos vinos.
En estas tabernas la rutina era un juego, lo cual hace que el tiempo y el espacio se diferencien de los momentos vividos en el trabajo (producción) y el hogar (obligación). En la taberna se jugaba a las cartas, al domino, a los dados, a los «chinos», y también a los juegos de la mirada.
Para cualquiera la taberna de pueblo podía ser una fuente inagotable de inspiración. Si observamos los materiales que se encontraban en una taberna , veremos pronto las enormes posibilidades que te ofrecían para la distracción. Las cajas de cerillas podrían estar impresas con algún poema corto, una greguería, una frase.las paredes con escritos, las conversaciones y los dichos.
Cuando necesitabas estar libre de pensamientos y con ganas de liberarte, en la taberna siempre lo encontrabas.
Me contaba mi Padre como el siempre tuvo barbacoa en la taberna, pues cuando se levantaba lo primero que hacía encender la fragua de carbón y ya no faltaba la parrilla , estudiantes de aquella época de don Ernesto y Pañeros en descanso, contaban sus peripecias con las ganas del estudiante de saber que pasaba fuera.
Pasaban allí horas interminables, con las ganas de saber que pasaba, en unos años duros de la dictadura franquista, en todos los sentidos y para casi todo el mundo, en primer lugar en el asunto básico del abastecimiento cotidiano.
Los pañeros grupos de comerciales en carros, repartían tejidos por todo el territorio nacional, no sin las tasas correspondientes que explicaban a estos estudiantes que era.
El interés que despertaban estos pañeros para Don Ernesto y alumnos era inmenso.
Como ellos decían en la fragua de Mariano que es también taberna tenemos carne pan, vino y cante, con mucho arte.
La taberna nunca ha dejado de ser un reflejo de la vida misma: “Cuando un pobre se emborracha / con un rico en compañía, / lo del pobre es borrachera /y lo del rico, alegría”.
En todos los pueblos había taberna, tio Pirolo en el Villar, recuerdo como nos contaba a Lino y a mí como se corto el cuello cortando jamón. Tía Verata en el Mirón con el manubrio, que yo fue el único que conocí, estando con mi Padre y Castorín nos dio un recital de música. Valdemolinos, San Bartolome, Malpartida.....
¡¡Todos los pueblos tenían su taberna!!
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