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EL PILÓN, FUENTE MERINA Y LA ORINA




En Berrocal, como en muchos otros pueblos, el pilón se asocia a la fuente y al abrevadero , ha sido siempre punto de reunión y de socialización tanto en hombres como de las mujeres del pueblo, mientras los hombres participaban más en la fuente y abrevadero, las mujeres era en el lavadero donde iban a lavar los trapos sucios, tanto los materiales como los personales; en este espacio reservado para las mujeres apenas hacían acto de presencia los hombres del municipio.

El pilón de lavar la ropa, estaba formado por dos pilas rectangular, con el borde superior compuesto por una superficie de piedra lisa inclinada hacia el interior para facilitar la faena de enjabonar y frotar las prendas; una grande para el lavado y otra, algo más pequeña, para el aclarado.


El pilón estaba cerrado de piedra enfoscada con cemento o barro y unos grandes ventanales para dar luz al interior , el lavadero de fuente merina es abierto, sin cubierta, como el de otros pueblos , pero el del pilón de abajo era de lo más moderno, estando protegido por muros laterales para evitar las embestidas del viento y cubierto con una techumbre, y cerrado por los laterales con esos grandes ventanales para facilitar la entrada de luz natural al interior.


El lavadero de Berrocal está ubicado en la salida del pueblo hacía el Villar. Allí se reunían las mujeres del pueblo para "hacer la colada", una tarea doméstica no exenta de cierta fatiga y sacrificio, pues a la distancia a recorrer entre el pueblo y el lavadero y al esfuerzo propio del trabajo que conlleva el lavado de la ropa, hay que añadir la pesada carga de la ropa húmeda de regreso al pueblo , que tenían que realizar andando sobre terreno ascendente.


El río, arroyos y las huertas con pozo y pila también eran utilizados como lavaderos, mi madre y mis hermanas lavaron en la pila de la huerta del río que era muy grande yo la utilizaba de piscina, en berrocal teníamos dos arroyos el grande y el chico donde el restregado se hacía de rodillas sobre las piedras y en la orilla inclinada del arroyó, este último estaba custodiado por las Charretas que no las gustaba fueran a lavar allí como si de una propiedad suya se tratase. . En este caso no era necesario separar las zonas de enjabonado y aclarado, pues el constante caudal del arroyo era suficiente para regenerar constantemente el agua clara y arrastrar a las impurezas.


La generalización de la electricidad y los electrodomésticos a mediados del siglo XX ha facilitado considerablemente las labores domésticas del lavado de ropa, quedando los lavaderos en desuso y relegándolos a un rincón de nuestra memoria.


Muchos han desaparecido, pero otros, gracias al interés de los habitantes y de los ayuntamientos como el de Berrocal, han sido restaurados y conservados para ofrecerlos al visitante como una muestra etnográfica de un pasado muy reciente donde nuestras madres y abuelas pasaban largas y sufridas horas limpiando la ropa.


¿Para qué se utilizaba la orina?

Para blanquear la lana, gracias a su contenido en amoniaco.

En las lanchas de fuente merina se extendía la lana y se usaba el Orín que recogían por las casas y las tabernas de pueblo el llamado:

(sedens mulo carturinate) carro de mulas para el Orín,era el encargado de la recogida.


Mi abuelo lo mantenía en la parte atrás de la taberna por donde metía los burros y allí lo cargaba el carro que se encargaba de llevarlo a las lanchas, se recolectaba la orina en vasijas después se dejaba fermentar en una lata tapada por espacio de cuatro días, se mezclaban 6 litros de orina fermentada con 20 litros de agua y se colocaba sobre un kilo de lana.

Se dejaba a remojar toda la noche.


Al día siguiente, se removía la lana continuamente durante media hora, se enjuagaban varias veces sin frotar mucho, antes de llevar la lana al tinte.


El trabajo de lavado se hacía a mano, o mejor dicho a pie, pues los fullones (así los describe la antigua Roma) utilizaban sus piernas para agitar o revolver la, lana extendida en las lanchas,

Algo que el filósofo Séneca describió como el saltusfullonicus, y que me recuerda el ritual de aplastado de las uvas para hacer vino. Posteriormente las lanas recibían un buen enjuague para eliminar cualquier mal olor y eran colgadas en las paredes de lanchas para que les diera el aire.


Se requería agua limpia, como la de fuente merina. Una vez pasado este proceso se llevaba al tinte.


Se necesitaban ollas de acero o latas de hierro evitando el uso de ollas de aluminio.

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© 2020 por Jose María Izquierdo Hernández.

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