NO ESTAMOS EN EL MISMO BARCO
- Jose Izquierdo
- 26 oct. 2020
- 2 min de lecture
No juzguemos a los demás que no están en nuestra cómoda situación.
Escuché que estamos en el mismo barco. PERO NO ES ASÍ.

Estamos en la misma tempestad, pero no en el mismo barco.
Tu barco puede naufragar, el mío no, y viceversa.
Para algunos, la cuarentena está óptima: momento de reflexión, de reconexión. Suave, en chancletas , con Don Quijote, una cerveza o un café.
Para otros, esto es una crisis desesperante.
Para algunos, una paz, tiempo de descanso, vacaciones.
Para otros, una tortura: ¿Cómo voy a pagar mis cuentas?
Algunos están ocupados en elegir una mascarilla más bonita, la de su equipo de fútbol, musical o simplemente que le combine.
Otros están preocupados por el pan para el final de semana, o si los garbanzos alcanzan para unos días más.
Algunos están en el “home office” de su cómoda casa.
Otros están revolviendo basura para sobrevivir.
Algunos viven, en el campo, en los pueblos...
Otros quieren ir allí, porque pasaron la Cuarentena en un piso cerrados en un gran ciudad y con muchas víctimas a su alrededor.
Algunos quieren volver a trabajar porque ya no tienen dinero para lo más básico.
Otros quieren matar a aquellos que rompen la cuarentena.
Algunos necesitan romper la cuarentena para hacer fila en los bancos o pasear a su hijo enfermo.
Otros critican al gobierno por las medidas tomadas e increpan a los que salen al sol.
Unos tienen fe en Dios y esperan milagros durante este 2020.
Otros dicen que lo peor está por venir.
Entonces, amigos, no estamos en el mismo barco.
Estamos pasando un momento en el cual nuestras percepciones y necesidades son COMPLETAMENTE distintas. Aunque el objetivo final sea el mismo.
Y, cada cual, saldrá, a su manera, de esa tempestad.
Algunos, con el bronceado de su piscina. Otros con cicatrices en el alma.
Por tales motivos evidentes (y por otros invisibles), es muy importante ver más allá de lo que se ve a primera vista.
No solo mirar, pero más que mirar, ver. Ver más allá de partido político, más allá de religión, más allá del propio ombligo.
No menosprecies el dolor del otro si tú no lo sientes.
No juzgues la buena vida del otro, no condenes la mala vida del otro.
Simplemente nadie es juez.
No juzguemos tanto a aquel que le falta, como así a aquel que le sobra.
Estamos en barcos distintos. Aunque todos los tripulantes tengamos parecidas responsabilidades.
Cada cual que navegue su ruta con respeto, dignidad y tendiendo la mano al prójimo
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